EL BÚHO
Para Antonio
Molina
El búho, ese ave rapaz
de mirada limpia,
canta todas las noches
en La Vidriera, su guarida,
haciendo breves interludios para otear
a un público asombrado,
que enardecido aplaude,
sueña, ríe, llora, vibra,
le lanza besos, gladiolos y jazmines.
Luego, sigue cantando
hasta quedarse solo.
Más tarde, como todos los días,
llega la aurora
susurrando palabras con amor al estrígido:
“hasta mañana, que descanses,
que pases una buena jornada”.
Entonces, el búho,
apaga dulcemente su voz,
y, abatido pero feliz, duerme
en las altas ramas de La Vidriera.
*Este poema pertenece a mi poemario: ‘Afán de certidumbre’
(Azarbe, 2.009)
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