martes, 17 de noviembre de 2015

CUANDO MATAR AL PADRE ES SER UN LITERATORS


La idea freudiana de 'matar al padre', siempre me pareció muy lícita e incluso necesaria para la continuidad de ciertas intelectualidades. En Literatura, me parece igual de oportuna en cuanto se lleve a cabo con respeto y admiración por 'el asesino o matador'.
Yo que nunca he sido maestro de nada, y siempre aprendiz de todo lo literario, me formé a mí mismo literariamente con la ayuda de personas, amigos y literatos muy queridos, con las lecturas que fui eligiendo, y empecé a escribir tardíamente. Jamás se me ocurrió, insultar o desacreditar a mis maestros, referencias, e incluso autores más o menos importantes que a mí personalmente no me gustaban, simplemente a estos, no los leía. En la actualidad literaria española este asunto ahora ha cambiado substancialmente, está muy de moda; de pronto aparecen voces que desprestigian a autores, escritores de gran prestigio o de menos prestigio, y que escriben con humildad sus textos.
El último caso más evidente al respecto es el varapalo que le da el escritor y periodista, Alberto Olmos, en el Periódico El Confidencial a Antonio Muñoz Molina por la reciente emisión en Televisión Española del documental 'El Oficio de escritor', en el que se habla de la trayectoria literaria y vital del autor de 'El jinete polaco', posteriormente en dicho artículo, 'lo pone a caldo' por su trayectoria como escritor. No conozco personal ni literariamente a dicho escritor y periodista, pero me parece que habla de Muñoz Molina con demasiada saña, incluso, odio, y por supuesto, envidia. La obra del escritor jienense, puede gustar más o menos, incluso, puede ser criticada como todo autor que publica y se expone a esas críticas y gustos, pero lo que hace Olmos en ese vil artículo es intentar desacreditar la figura del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, escritor al que leo desde hace muchos años, y que me parece a mí, uno de los de más prestigio de las Letras Españolas actuales.
Salvando las distancias, y como aprendiz o discípulo de Muñoz Molina que me considero, yo también he sufrido ese tipo de ataque y no solo una vez, sino varias. En Murcia, actualmente y muy a menudo emergen figuras que casi sin obra y bagaje literario, se consideran escritores, críticos, mecenas, a fin de cuentas, Literators, que yo llamé en un relato de mi primer libro. Personas y personajes varios, los cuales, pues son demasiados y de diferentes grupos, que en su día pidieron mi modesta opinión para corregir sus libros o novelas y que ahora desde su grandiosidad Facebookiana o páginas web, tratan de desacreditarme a la que pueden, y critican e insultan alguno de mis últimos libros, cuando en otra época era yo, poco menos que un dios para ellos. Pero sinceramente, lo mío no importa en este caso.
Creo que Alberto Olmos tiene mucha deuda literaria y moral con Antonio Muñoz Molina aunque no sea devoto de su obra y sus ideas; también estoy convencido que la obra del autor de 'Beltenebros' ya es inamovible a pesar de la existencia de los 'Literators', pues el académico español camina a pasos gigantescos hacia la universalidad literaria, que seguro nunca ha buscado, pues dicho documental puso de manifiesto, su gran humildad y sencillez.
Conste que este artículo no es una defensa del gran escritor español, pues no la necesita, no, este es un artículo dirigido a aquellos Literators que caminan con el ánimo de 'apostolarse' como los próceres de la Literatura de las ciudades, pueblos, plazas y algunos otros rincones de España.
Quien quiera y le guste la obra de un autor cualquiera que la lea, y si no le gustan sus libros, que no los lea, es así de fácil, así de sencillo, los estandartes de las librería están llenos de libros de todo tipo, hay mucho para elegir, que nadie se empeñe por seguir 'matando al padre' con estas formas groseras, pues sobre gustos, ya existen los colores; tanto es así que la portada de mi último libro es roja y un día apareció pintada de azul en una Librería de la bella y olvidada ciudad de Recuerdo, creo que fue un Literators al que no le gustan ahora ni mis libros, ni los de Muñoz Molina, incluso, ni los libros y artículos de Alberto Olmos, quizás solo le gusten los suyos, esos que aún están por publicar en Facebook, en su página web o en su blog ánonimo.


                                                                                                          José Cantabella


(Dante y Virgilio en el infierno. William-Adolphe Bouguereau. Oleo, 1850)


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