jueves, 17 de diciembre de 2015

UNA SEPARACIÓN FORMAL


Fíjate bien en lo que te voy a decir, siéntate en el sillón si quieres, pues sólo te lo voy a decir una vez, tu padre y yo nos hemos separado, y adquiriendo una nueva perspectiva, hemos decidido de mutuo acuerdo vivir juntos, que es la manera de estar todavía aun más lejos. Bien sabes que es lo mejor que podíamos hacer, en ningún momento hemos querido correr riesgos innecesarios, pues la situación era insoportable, el anhelo reiterativo de una vida en común, para qué me pregunto, si prácticamente no nos veíamos, no había relaciones de ningún tipo, ni afectivas, ni sentimentales, sexuales o intelectuales, esas formas tan incesantes que acucian todo orden formal, nada, lo que se dice nada, entonces, por fin separados, la plenitud de un desarrollo, y así de esta manera podremos vivir sin problemas en nuestra casa, ahora verás bastante más al sinvergüenza de tu padre, me tendrás a mí, y tú, ejerciendo sobre nosotros la fascinación que siempre albergaste, en definitiva nos podrás disfrutar mucho más. Se acabarán las quejas por tu parte, y sobre todo por la suya, del modo en que vivíamos era imposible que coincidiéramos en casa, él con su amante durmiendo siempre en los hoteles de nuestra bella y olvidada ciudad de Recuerdo o en los sillones de la oficina, yo con el mío, casi nunca veníamos a dormir a casa, los trabajos respectivos nos absorbían durante el día, se trata en realidad de que la imagen de familia formal y organizada esta vez sea de verdad. Ten confianza en mí y en lo que te digo, lo mejor es separarnos, el divorciarnos ya veremos, todo irá mejor hija mía, se acabarán las broncas, el mal humor, los celos, la soledad, la acumulación lenta de silencios. Ahora tu padre y yo iniciaremos una nueva vida de separados, por fin tendremos algo en común, viviremos juntos, buscando un equilibrio más acertado, intentaremos estar más tiempo contigo, devolviéndote dentro de nuestras posibilidades actuales lo perdido, trataremos de disfrutar de la casa, los fines de semana serán para nosotros, nadie lo impedirá, daremos por terminadas las otras relaciones, pediremos rebajar nuestras jornadas laborales, estaremos los unos para los otros hasta abandonarnos a una interminable extenuación. Ya sé, no hace falta que me digas lo grotesco de todo esto, pero por favor no me reproches más diciéndome con la mirada callada que lo deberíamos de haber hecho hace mucho tiempo, no hubiéramos dado lugar a que la situación se pusiera tan desagradable, las viejas frases adivinatorias, ya sabes lo que dicen, que para que las cosas se pongan bien, primero se tienen que poner mal, pero ahora todo irá mejor, rendiremos alabanza a la nueva existencia, pues definitivamente cada uno vivirá libremente su vida, entrará y saldrá de la casa cuando quiera, pero tendremos la obligación de estar más pendiente de ti, eso sí, volveremos pronto a casa, disfrutaremos del salón que compramos hace un tiempo, de estos cómodos sillones, veremos más la televisión, le sacaremos rendimiento a la cocina, sobre todo al horno que nosotros casi no hemos utilizado, y lo mejor de todo, despediremos a la asistenta. Seguro que de esta manera estaremos los tres mas unidos, recobraremos por completo el debido sentido común, conservándolo prodigiosamente, ya nadie se interpondrá entre nosotros, no habrá que disimular la monstruosidad del pasado, viajaremos mas los fines de semana que nos apetezca, programaremos todos los años un viaje en común como nos ha recomendado el psicólogo, te llevaremos a los parques temáticos que nunca conociste, en definitiva recuperaremos el tiempo perdido, logrando por fin la estabilidad que nunca tuvimos, seremos personas de vida normal y sencilla, propia de nuestra condición de ciudadanos comunes de la bella y olvidada ciudad de Recuerdo. Se acabarán las locuras innecesarias, instauraremos normas como nunca tuvimos, horarios que habrá que cumplir disciplinadamente, se terminará el cinismo, cortando por lo sano el ensimismamiento en el que habíamos caído, seremos por siempre nosotros mismos, de verdad, habrá conversaciones de padre a hija, de madre a hija y por supuesto, entre papá y mamá habrá la comunicación debida, a partir de ahora imperará lo racional en nuestra casa, que nunca existió, visitaremos a los vecinos, visitaremos a los tíos de ambas partes, se acabarán las miradas de soslayo, los domingos interminables, los desmedidos comentarios banales e insignificantes, habrá nobleza en nuestra relación eliminando los excesos verbales, se acabará la incertidumbre del futuro. Para que estés un poco más tranquila, haremos un plan de pensiones, para que el futuro familiar esté asegurado, organizaremos las funciones de la casa, uno fregará, el otro se dedicará a la limpieza, cocinaremos en turnos rodados, se efectuarán todas las labores caseras con minuciosidad, y por supuesto volveremos a ir los sábados por la tarde a misa. Espero y deseo que todo vaya bien por el bien de los tres, ya verás como pronto nos adaptamos a la nueva vida, y te digo más, no hay mejor cosa que un matrimonio separado, siempre unos miembros de la familia al servicio de los demás.
Bueno, pues ya te puedes levantar del sillón, eso es todo lo que tenía que decirte, ya veo tu cara iluminada por la felicidad, no te preocupes, confía en mí y ya verás como el tiempo nos devuelve a una vida familiar plena, devolviéndonos invariablemente a ese modo de vida de gozo y regocijo que es un matrimonio separado, y si todo marcha como deseamos, estoy segura que tomaremos la siempre difícil decisión de divorciamos, para procurar ser todavía más felices.






























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