domingo, 7 de agosto de 2016

SIMPLEMENTE, MONTERROSO

In memoriam Tito



Uno de los grandes pecados de los que convivimos en el mundo literario es el olvido, pronto olvidamos a los grandes escritores que han forjado nuestro conocimiento y han contribuido de manera especial a nuestra formación de lectores y escribidores. Estos días vuelvo a releer a uno de los escritores más significativos y trascendentes de la narrativa en español, me estoy refiriendo al guatemalteco, Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 1921- Ciudad de México, 2.003). Un escritor que con su ironía, humor, sarcasmo político, satira ácida, creador de fábulas maravillosas, relatos, y de una gloriosa prosa, discípulo aventajado de Gracian, cautivó a miles de lectores en los años 70, y fue decisivo para muchos escritores de todo el mundo a la hora de las influencias. No es cuestión aquí de hacer teoría literaria (que tanto me incomoda, pues ante todo soy lector), pero sí de reavivar la lectura de este gran escritor, que ha dado muchas páginas de gloria a nuestras letras. Además, ahondo más en esta cuestión en estos tiempos en los que desde diferentes plataformas, sobre todo en verano, se nos aconseja o recomiendan lecturas, espacios aquellos (periódicos, revistas culturales, semanales, radio, televisión, etc.) que están mal iluminados por los intereses comerciales o amistosos a que acudamos a la lectura de libros, curiosamente, la mayoría no muy recomendables por su ínfima calidad. Por tanto sirvan estas humildes palabras para reavivar la memoria de los lectores y embarcarse en la lectura de una obra sin parangón en las Letras Hispánicas: los libros de Augusto Monterroso, Tito, para los amigos, nunca os defraudará ni os dejará indiferentes. !Ave Tito!










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